En el corazón de la sierra sur de Ecuador, en la provincia de Loja, se cultiva un café que no solo es una bebida, sino un verdadero reflejo de su tierra y su gente. Conocido por su alta calidad y sus perfiles de sabor únicos, el café lojano es considerado por muchos como uno de los mejores cafés de especialidad del mundo.
Loja, con sus microclimas ideales y su biodiversidad, ofrece las condiciones perfectas para el cultivo de café de altura. Los cafetales crecen en las faldas de los Andes, entre los 1,600 y 2,000 metros sobre el nivel del mar, en un entorno rico en nutrientes y con la sombra adecuada para que los granos maduren lentamente. Esta lenta maduración permite que los sabores y aromas se desarrollen plenamente, resultando en una taza excepcionalmente compleja.
Cada sorbo de café lojano es una experiencia sensorial. A menudo se describen notas de chocolate, caramelo, frutas cítricas y un toque floral, todo enmarcado en una acidez brillante y un cuerpo sedoso. Es un café que cautiva por su equilibrio y su final persistente y limpio.
Detrás de cada taza hay un trabajo artesanal y un compromiso con la calidad. Los caficultores lojanos, en su mayoría pequeños productores, cuidan sus cultivos con dedicación, utilizando técnicas ancestrales y sostenibles. El proceso, desde la cosecha manual de las cerezas maduras hasta el cuidadoso secado y tostado, se realiza con el fin de preservar todas las cualidades que la naturaleza ha regalado a este grano.
El café de Loja es más que una bebida; es una historia de tradición, calidad y el sabor de una tierra bendecida. Es un café que merece ser descubierto y valorado por su autenticidad y excelencia.